martes, 4 de octubre de 2011

Reducir la negatividad

En cierto sentido, la batalla para ser feliz es una batalla contra la negatividad.

Estamos expuestos a multitud de cosas malas pero la clave está en cómo las interiorizamos, cómo reaccionamos ante ellas, es lo que determina en última instancia su efecto final sobre nosotros.

Tenemos el control para decidir cómo nos afectará un determinado acontecimiento independientemente de la naturaleza que sea. Evidentemente no es fácil, si no seríamos todos felices ¿verdad?

Todo esto requiere de un proceso de formación continua, auto-reflexión y mucha voluntad, un programa diseñado para fortalecer nuestra vida, por así decirlo.

Podemos convertirnos en personas negativas si hacemos de la queja un hábito. Los hábitos se definen como acciones que ocurren automáticamente en respuesta a factores o señales desencadenantes específicos. Tales señales pueden ser externas (derivadas de nuestro medio ambiente) o internas (que surgen de nuestros propios pensamientos y sentimientos). Nos mordemos las uñas, por ejemplo, cuando nos ponemos nerviosos o nos quejamos cuando las cosas van mal.


Solemos quejarnos, a menudo, de manera inconsciente y hacemos de esta conducta un patrón automático cuando surgen los obstáculos. No nos damos cuenta de que cada vez que nos quejamos, afianzamos más esta conducta y perdemos la gran posibilidad de ver los obstáculos como retos los cuales superar.

Entonces, ¿qué podemos hacer para romper este ciclo? Si nuestra negatividad se debe a un hábito entonces podemos extinguirla mediante el auto-control. Si interrumpimos muchas veces el acto de mordernos las uñas llegará un momento en que este hábito se olvidará.
Del mismo modo, cuando los comentarios negativos empiecen a salir de tu boca, date cuenta de ello e interrúmpelos, aunque sea a mitad de frase. Finalmente, este impulso se desvanecerá.

Este autocontrol de los pensamientos puede resultar agotador si tienes una vida complicada en la que te enfrentas constantemente a situaciones difíciles. La solución a este problema es que no solo te conformes con interrumpir estos pensamientos negativos, sustitúyelos por pensamientos positivos y esperanzadores.

Frase sobre la negatividad.
De esta manera no solo estaremos abortando un mal hábito, sino que estaremos creando un nuevo patrón más fortalecedor y que un día puede llegar a ser tan automático como el que estamos tratando de eliminar.

Fuente: http://www.recursosdeautoayuda.com/

viernes, 9 de septiembre de 2011

Discurso subtitulado de Pep Guardiola en el recibimiento de la Medalla d...

Lo que no se dice, lo que no se entiende.

Santiago Niñó-Becerra. Catedrático de Estructura Económica. IQS School of Management. Universidad Ramon Llull.
Miércoles, 07 de Septiembre

‘Pero en verdad, ¿qué está pasando?’, me preguntan vecinos, conocidos, amigos; las versiones oficiales no cuadran con las percepciones de la ciudadanía. Tanto se ha dicho, tanto se ha prometido, tanto se ha utilizado el ‘mañana sí’, que hasta los más crédulos ya están dudando. ‘Pero en verdad, ¿qué está pasando?’.

En dos palabras. El mundo hoy tiene cinco problemas. 1) muchos de los elementos del planeta: familias, países, personas, empresas, deben una pasta que muchísimos de ellos no pueden pagar, 2) no se crece o se crece poquísimo porque el planeta se ha acostumbrado a crecer a crédito, un modo de crecer que ya no da más de sí, 3) el crecimiento habido en estos últimos veinte años ha estado basado en el consumo de lo máximo posible de todo por parte de todos y de forma creciente, y la demanda ya ha agotado sus capacidad de endeudamiento, 4) se ha estado suponiendo que la oferta de recursos era ilimitada, y ahora se sabe que eso no es así, y 5) cada vez es necesario menos factor trabajo.

Decía ‘cinco problemas’ en base al modelo económico que adoptamos en los 1950s, unos problemas que son irresolubles porque son problemas nacidos del funcionamiento del modelo, es decir, no es posible resolver esos problemas, hay que cambiar el modelo.

Pero cambiar de modelo tiene consecuencias porque el modelo que hay que adoptar no estará basado en la abundancia sino en la escasez: asumir que un porrón de deuda no será pagada, que se producirá una caída abrupta en el crecimiento potencial, que el nivel de bienestar decrecerá para una gran mayoría, que el desempleo estructural del factor trabajo será muy elevado, que una proporción elevada de personas no van a ser necesarias para producir nada que nadie va a consumir, …

Terrible, ya, pero la dinámica histórica lleva a situaciones inevitables: la Gran Depresión fue inevitable porque el modelo entonces en uso no fue capaz de asumir el aumento de productividad que se produjo en los años veinte; nuestro modelo fue inevitable porque el consumo era la única forma para dar salida a ese aumento de productividad (lo que sucede es que mientras ha durado los efectos han sido geniales); un modelo basado en la optimización es inevitable para afrontar un escenario de recursos escasos.

Con voluntad, arrojo, coordinación, sacrificio, compenetración, y aparcando egoísmos e individualismos se puede mitigar y amortiguar los efectos de lo que está viniendo, pero eso que está viniendo no se puede, NO SE PUEDE, evitar.

Lo único que depende de nosotros es como queremos que sea esta crisis: o terrible, horrorosa y salvage, o muy mala, muy penosa y muy dolorosa. Yo, la verdad, escogería lo segundo. Y soy optimista: pienso que se escogerá, por instinto de supervivencia: por inevitabilidad.

¡Ah!, y por decimoséptima vez: no se trata de una segunda recesión, ni de una vuelta a la recesión, ni de un corte en la recuperación: lo que hoy sucede es un paso más en la crisis sistémica que comenzó en el 2007, al igual que lo será la mayor caída que sucederá mañana. Pienso que sería útil que se fuese admitiendo eso, incluso por aquellos que ahora lo dicen aunque antes lo negasen.

(Y eso-que-se-dice-que-se-ha-perdido: la confianza; bueno, se confió en que los recursos de que podía disponerse lo eran en una cantidad ilimitada, y ya ven donde estamos. Se confía en que ocurrirá aquello que se precisa para que suceda lo que se desea, independientemente de que sea posible, cierto o verdadero, y claro, luego pasa lo que pasa. Durante unos años, ¡bote!, salió bien, pero cuando eso ha dejado de ser así … se ha perdido la confianza. ¡Hombre, claro!; ¿qué se esperaba que iba a suceder?).

domingo, 4 de septiembre de 2011

Bienvenido al Nuevo Blog de Juan Ruiz

¡Os doy la bienvenida al nuevo y renovado Juan Ruiz Blog!

Como podéis observar un aspecto totalmente renovado al igual que sus futuros contenidos. A partir de este momento en Juan Ruiz Blog podréis encontrar todo tipo de artículos de opinión, curiosidades, noticias, etc. Todo ello aderezado con el toque más personal.

Próximamente más novedades: síguenos en el blog, Twitter y Facebook

Saludos

Juan Ruiz